sábado, 30 de junio de 2012

Color de Hormiga

De cumpleaños quería ir a este restaurante que ya se estaba tornando en leyenda porque la gente de los alrededores hablan de él como quien relata un mito: "hay un casa en barichara donde sirven platos hechos con hormiga" oí la primera vez, en otra ocasión escuché que "pertenece a Belisario Betancur, que puso un hotel y tiene su restaurante" a la tercera me contaron de un lugar en Barichara que sirve cabrito en salsa de hormiga.


Todo mito está basado en alguna realidad así que armado de paciencia me dediqué a investigar de dónde provenían estos comentarios, de gente que nunca por supuesto había ido. No fue difícil hallarlo en internet y con la información conseguida me dirigí a Barichara, ese hermoso pueblo colonial que no tiene nada que envidiarle a Villa de Leyva. Una vez en el lugar me enteré de que se habían cambiado a una vereda en medio del campo...


Después de meditarlo unos 5 segundos decidí que ya entrado en gastos no perdía nada en tratar de encontrarlo, pues me dieron indicaciones y, afortunadamente, la tarjeta del propietario. Lo llamé y le pedí indicaciones aunque guardaba pocas esperanzas porque ya eran las 4 de la tarde. Después de una breve desorientación y un camino sin pavimentar llegué a este lindo restaurante, que está en medio del campo pero cuya vista permite apreciar parte de Barichara.
Tiene una linda arquitectura y me imagino que la idea de trasladarlo hasta acá pretende darle un toque casi mágico. Espero haya sido buena idea pues encontrarlo aún no es fácil.
Nos recibieron bastante bien y es agradable ver que se esmeran por el cliente. La carta del día no tenía casi opciones, asi que no puedo juzgar aún la variedad. De entrada y con hambre todo sabe bien; me pareció delicioso el pan con mantequilla y un antipasto a base de cebada, apenas para abrir el apetito.
En seguida llegó mi carne en la prometida salsa de hormigas. Debo decir que el aspecto puede resultar apetitoso para unos y para otros no, pues en la mente está presente (por lo menos en la mía)  que un insecto en la comida es un accidente más que otra cosa. Sin embargo ya me había atrevido a comer estas hormiguitas en un viaje anterior y descubrí su rico sabor así que el impacto no fue tan grande. Digo esto porque he mostrado la foto y hay gente con reacción negativa.
Como fotógrafo reconozco que es difícil hacer ver apetitosa una carne con hormigas culonas encima... por alguna razón algo opone resistencia visualmente.
Pero, y es un gran pero, su sabor junto con la carne me resultó sumamente agradable, la salsa en gustosa, no tan espesa como la imaginaba y las hormigas van deliciosamente tostadas, dándole una textura interesante al bocado. La carne estaba en buen punto, se nota que saben prepararla. Como complemento sirven una sencilla ensalada y arroz que se moja en la salsa restante y así puede uno dejar el plato limpio si quiere.
Para este plato creo que vendría mejor un vino que una cerveza, pero en el momento no los ofrecían.


De postre había platanito con helado de uchuva, buen remate para una carne que sorprende y que recomiendo a los que les guste probar cosas nuevas. Y claro, espresso, que estaba rico y es el primero que me ofrecen en Santander.


Vale la pena el esfuerzo de buscar el restaurante? mi SI es rotundo, el lugar, la vista, el clima y la comida se conjugan bien y uno sale contento de allí.


Si están por la zona no olviden visitar otros restaurantes de la Ruta Comunera.

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