martes, 27 de abril de 2010

La Mulata

La comida cartagenera ha tenido últimamente bastante acogida en el resto del país... supongo que parte del auge es la contribución que hace Leonor Espinoza con su restaurante Leo Cocina y Cava, denominado por la revista Condé Naste Traveller como uno de los mejores del mundo y del cual espero algún día poder hacer su respectiva reseña.

Pero qué mejor forma de descubrir este tipo de cocina que yendo a su lugar de orígen? Obviamente harían falta muchos días para probar lo que Cartagena puede ofrecer y no hay tiempo de ir a todo pero con suerte y algo de búsqueda se pueden encontrar restaurantes bastante representativos.

Tuve la suerte de dar con La Mulata por recomendación de una amiga. Este restaurante, situado en la zona amurallada y sobre la calle Quero tiene un menú bastante interesante, mezcla de tradición y algo de fusión como ellos mismos se denominan.



El menú consta de 4 o 5 platos por cada día de la semana; asi que el lunes, día en que fui, había opciones como la carne en posta o róbalo con calamar. Cada plato viene acompañado de la sopa del dia, en este caso una exquisita sopa de lentejas, cuyo tamaño y sabor me dejó fascinado porque abre el apetito y prepara al comensal para atacar el plato fuerte.



Yo pedí carne a la posta, que tiene una reducción de panela (y en algunas versiones Kola Roman), además de clavos, lo que le da un sabor interesantísimo a la carne, que normalmente es punta de anca. Estaba adornada con ajonjolí e iba acompañada de unos deliciosos cascos de papa fritos, ensalada consistente en julianas de mango, lechuga y tomates con algo de vinagreta y una pirámide del infaltable y exquisito arroz con coco.

El pescado también estaba delicioso (que agradable cuando los compañeros de almuerzo le dejan a uno probar los platos). Noten la presentación... limpia y artística, un buen detalle a tener en cuenta.



Y claro, como esto es Colombia, nada mejor que acompañar el almuerzo con una bebida refrescante. En mi caso me incliné por la limonada de coco y vaya, que buena decisión, porque era generosa, dulce y deliciosa y en forma frappeada para calmar el calor que nos azotaba en este medio día.



Y después de tan apetitoso banquete, lo mejor fue el precio. En Bogotá rara vez se come tan bien y tan barato. La relación precio/calidad hace que este sea un lugar perfecto para almorzar bien y a diario aunque por lo que pude ver, es tan solicitado que si se llega un poco tarde tocará esperar a que haya una mesa disponible. Que agradables sorpresas las que tiene Cartagena.

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